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viernes, 1 de junio de 2012

¿Crees que duermes solo?

A todos se nos ha pasado alguna vez por la cabeza pensar que nuestros peluches o muñecos cobraban vida, pero no todos tendrían que hacerlo para abrazarnos...
Cuidado con lo que deseas.
¿Sabes acaso que sucede mientras duermes?
Puede que algún día ni siquiera llegues a despertar...

domingo, 27 de mayo de 2012

Paranoia

Ha amanecido un día estupendo pero para mí tan solo es otro día más sin poder dormir. Ella no me deja. Maldita la hora en la que traje a esta terrible muñeca a mi casa. Fue un error el traerla, pero era preciosa y deseaba tenerla. Ahora me doi cuenta que jamás podré cerrar los ojos sin que ella intente hacerme daño. Me observa, me vigila, paciente, esperando a que me ganen mis ganas de dormir. Intenté tirarla pero volvió. Es sigilosa al acercarse, sin dejar de mirarme. Recuerdo la última noche que intenté dormir con ella a mi lado. Todo estaba tranquilo como cualquier noche hasta que a medianoche me desperté sobresaltada y ella no estaba en mi habitación. como debería. Me asomé al pasillo y al final de él vi algo que brillaba, eran sus ojos. En sus manos traía un cuchillo. Pensando que era una pesadilla cerré los ojos con fuerza pero ella seguía avanzando y cerré la puerta de mi habitación. Escuchaba sus pasos fuera, y dentro, yo aterrada. Sentí golpes en la puerta y cuando me preparé para abrirla, ella ya no estaba. Al girarme vi que estaba dentro de mi habitación donde debió estar desde el principio. Estaba observándome, pero no se movía. Por primera vez en esa noche, parecía que realmente era lo que parecía, una simple muñeca, pero a mí no me engaña. La veo sonreír, se está riendo de mí. Tengo miedo y ella lo sabe.
Hay muchas noches, y solo una vida.

lunes, 21 de mayo de 2012

Los padres deben estar con sus hijos, siempre.

Y me lancé, y no miré atras, no lloré ni sentí miedo, no grité ni me arrepentí. Solo respiré hondo y con un paso hacia adelante, aquí terminé. No tuve que pensar en mucho, solo en mí, por primera vez pensé solo en mí. No me preocupé de lo que sentirían los demás, solo quería ser libre, feliz, estar tranquila por fín. De nada serviría lamentarse, fue elección mía. Pero a veces me gustaría volver a oler el campo, a sentir el frío, tocar el mar... Perdí mucho, pero gané lo único que necesitaba, paz. Ese era mi momento y lo aproveché. Una buena táctica, pensada con tiempo. Una buena noche elegida para ser libre. Mis padres como siempre discutiendo, yo como de costumbre encerrada en mi habitación con miedo de ser agredida como cada noche, por aquellas dos bestias, llamadas padres. Pero esa noche ya no podrían hacerme daño, ya estaba todo planeado, y nada me iba a salir mal. Aquella madrugada bajé a la cocina y saqué del cajón un cuchillo, precioso, brillantes. Se apoderaba de mí. Ví mi sonrisa reflejada en aquella arma tan bella. Subí los escalones y entre en el cuarto de mis padres pero al verlos, recordé aquellos momentos de mi infancia cuando sí eran buenos padres, aquellos días en el parque, en la playa.. Me negué a ser tan miserable como ellos, me negué a convertirme en un mounstruo, y de ello no me arrepiento tampoco. Tan solo bajé de nuevo las escaleras y me encaminé al pozo del jardín. Me subí a su borde, miré hacia mi casa y vi como mis padres se habían despertado y estaban mirando por la ventana, no bajaban a por mí, no gritaban, solo me miraban serios, tranquilos, expectantes. Les sonreí, levanté la mano para despedirme y me lancé a mi nueva vida, sola y tranquila. De vez en cuando los escucho que se acercan al pozo y se ríen, pero tengo por seguro que no les quedará mucho para unirse amí. Esta noche hace 10 años de mi muerte pero comenzarán sus cuentas atrás. Cuando bajen a reirse como todos los días, un pequeño resbalón y los tendré conmigo para siempre. Feliz día de vuestro final, papis.

lunes, 14 de mayo de 2012

Buenas noches Sandra

Eran las 4 de la madrugada. Como quedamos, allí estábamos todos esperando a que Rita llegara con su estúpida tabla de güija. Ninguno creíamos en esas tonterías de espiritismo ni de demonios que querían comunicarse con nosotros. Para nosotros era simple; lo muerto, muerta estaba y punto. ¿Para qué remover tantas historias de la prehistoria que solo servían para absurdas supercherías y comederas de cabeza?
Aún así esa noche quedamos para salir de dudas. Como siempre Rita llegó cerca de las 5 a la cita, ninguna novedad viniendo de ella. Se supone que era para hacer más interesante y dar más miedo, como si un estúpido cementerio diera algo más que risa para los que no creían en muertos ''vivientes'', al ver que los supersticiosos temblaban de miedo. Cuando forzaron la cadena de aquel nicho donde iba a tener lugar el juego del espiritismo, entramos en él y poco después cerramos las puertas para darle a todo aquello un aire más tétrico y siniestro. Nos colocamos en posición. Uno al lado de otro y cogiéndonos de la mano, comenzamos a cerrar los ojos. Unos más chistosos que otros, empezaron a hacer ruidos de fantasma y a fingir mover las manos. La mayoría reímos, pero Sandra y Rita, nos echaban la bronca pensando que estábamos enfadando a los entes. Al momento las velas que habíamos encendido previamente, se apagaron y corrió un aire frío, que hizo que todos dejáramos de reírnos y nos cogiésemos de nuevo las manos. No sabíamos como sentirnos, si con miedo ya que dentro de aquel lugar no había lugar alguno donde pudiera salir o entrar lo más mínimos de aire, o tomarnos todo aquello como una broma como las otras. Sin más que pensar continuamos con aquel rituales, ya no tan gracioso como comenzó. Eran no más de las 5:30 cuando Sandra se levantó del círculo que formábamos y fue a buscar algo en su maleta. Todos nos quedamos sorprendidos al ver que sacaba un cuchillo. No sabíamos que hacer porque nos quedamos congelados, no podíamos levantarnos, ni correr, ni gritar, y poco a poco dejamos de poder tomar aire. Lo siguiente que recuerdo era que estábamos todos despertándonos en aquel nicho, pero faltaba Sandra. Miramos por todos lados y cuando salimos fuera vimos a Sandra en el suelo, llena de sangre en la boca, no sabíamos como reaccionar. Nos dimos cuenta de que la sangre de su boca era suya, porque al acercarnos vimos que con el cuchillo que sacó horas antes en aquel nicho, se había cortado la lengua. Unos gritaron al ver esa imagen, otros se quedaron petrificados. Algunos segundos más tarde nos largamos lo más rápido que pudimos de aquel cementerio y juramos no hablar sobre ese tema ya que seguramente nos culparían de su muerte. A la semana siguiente estaba llendo al colegio como siempre con la compañía de Rita, todo era normal, hasta que llegué al colegio, estaba lleno de policias. Me acerqué al despacho del tutor para preguntar que era lo que sucedía. No sabía como reaccionar cuando me dijo que Sandra, Rita y los demás habían sido encontrados suicidados en sus casas, menos Sandra que fue encontrada en el cementerio. Cuando logré que las palabras salieran de mi boca solo supe decirle que eso era imposible, que yo había llegado hace unos instantes con Rita. Él me miró incrédulo y me llevó al despacho de la psicóloga con miedo ya que pensaba, que tal vez yo también pensara en todo aquello del suicidio. La psicóloga pensó que podría pasárseme esa idea del suicidio por la cabeza en alguna ocasión, así que llamó a mis padres para comunicárseloe y en poco más de tres días me llevaron a un psiquiátrico, en el que estoy desde entonces, hace exactamente 12 meses. Sí, hoy hace justo un año de todo aquello, son las 5:25 de la madrugada y aún sigo sin pensar en suicidarme, no como piensan mis padres. Aquí estoy segura y soy conciente de que no quiero morir. Así que ahora justo a las 5:29 de la madrugada voy a demostrarles a todos que encerrarme aquí fue un error y que nunca he pensado en suicidarme ni en nada por el estilo. Sin más que decir os dejo ya que la cuchilla que robé esta mañana de la sala de medicina me espera.
Buenas noches Sandra, gracias por abrirme los ojos, duele un poco pero supongo que como me dijistes vale la pena intenta......

martes, 1 de mayo de 2012

Lamento de hombre sin rostro


Estando en la cama, acostada, me desperté al escuchar un sonido parecido al de un lamento. Me incorporé en la cama y, tras hacer una pausa para poder seguir escuchando ese extraño ruido, me giré hacia la ventana y escondiéndome tras la cortina, la descorrí un poco y me asomé al patio al que daba. Allí observé a un hombre con los brazos apoyados en sus rodillas, que parecía llorar. Levantó la cabeza y al ver su rostro pálido como el de una máscara, se me escapó un pequeño grito que lo alertó e hizo que mirara hacia mi ventana. En aquel momento me escondí bajo la ventana pensando que no me había visto. Respiré hondo y me tranquilicé al pensar que ya se habría marchado intimidado por mi mirada que lo observaba. Entonces tras esperar unos segundos, me volví a asomar al patio y vi que aquel hombre sin rostro visible ya no estaba. Me tranquilizó pensar que tal vez se habría marchado y podría seguir durmiendo tranquila. Me volví a acostar y me tapé para sentirme más protegida.

Estando en lo más profundo de mi sueño, me desperté sobresaltada al escuchar un fuerte ruido de cristales provenientes de la cocina. Estaba asustada, pero pensaba que tal vez podría no ser en mi casa.
Me levanté de la cama y me acerqué a la puerta de mi habitación para comprobar si sucedía algo en el interior de mi casa. Al asomarme al pasillo observé que avanzaba por él, aquel hombre sin rostro con algo parecido a un cuchillo en su mano derecha. Me entraron ganas de gritar, pero me tapé la boca y volví a mirar para comprobar que todo aquello era cierto, y efectivamente aquel individuo seguía avanzando muy lentamente por el pasillo, con aquel rostro terrorífico que momentos antes me hizo estremecer. Sin pensar en nada más corrí hacia el armario y me encerré en él con la idea de creer que no me había visto aún en mi habitación.

No escuchaba absolutamente nada fuera, solo mi propia respiración acelerada. Esperé, encerrada en aquel armario, temiendo que en cualquier momento abriera la puerta y fuera mi fin.
Al pasar aquellas horas interminables opté por salir de allí, aunque por dentro temía que aquel hombre siguiera escondido, esperándome, en cualquier parte de mi casa.

Al salir, muy lentamente, vi que no había nadie, por lo menos en mi habitación. Fui hacia la habitación de mis padres y no podía creerme aquella situación, todas las paredes llenas de sangre, y ni rastro de mis padres. Pasó lo mismo al entrar en la habitación de mi hermana, pero en esta, encontré una gran sorpresa... aquel hombre no se había ido aún.