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Año tras año, John.

Aquella noche, mis amigos y yo nos reunimos junto con más gente en la explanada tras el cementerio. Estábamos a punto de ser expectantes del concurso anual de carreras en moto. Todo eran risas y bebidas. Allí conocí a John, un chico que concursaba en la carrera. Me miró, sonrió y se acercó para hablar conmigo. Estuvimos casi media hora hablando sin parar. Nos divertíamos. Me dijo que tras la competición se celebraría una gran fiesta en su casa, pero le dije que no podía ir porque me había escapado de casa para poder ir a la carrera. Me dio su número de móvil en un pequeño papel, que guardé en mi bolsillo a toda prisa, y  me invitó a formar parte de la carrera en su moto. Yo acepté tras planteármelo unos segundos, no más. Me monté con John en su moto y comenzó a calentar motores. Mi corazón latía a mil por hora, me faltaba el aire, la adrenalina me salía por las orejas, me sentía viva, muy feliz. Cuando aquella chica bajó aquel pañuelo, John y yo salimos a toda pastilla. El aire en la cara y sujeta a aquel semidiós, me sentía la chica más afortunada, hasta que mi corazón se aceleró demasiado, me costaba respirar, estaba desorientada y ya no me quedaban fuerzas para seguir agarrada a él. Cuándo recobré el conocimiento estaba en una camilla de ambulancia, junto a mí, el chaval contra el que competía John, León, pero ese chico a diferencia de mí estaba tapado con una manta plateada, estaba muerto. Me volvía a costar respirar y caí desmayada de nuevo. Lo siguiente que recuerdo es despertarme en el hospital. Cuando recobré del todo el conocimiento, busqué en mi bolsillo y encontré en papel que me dio John la noche anterior en la explanada, pero en aquel papel no estaba escrito su número, solo estaba escrita una palabra: AYÚDAME. No pude entenderlo muy bien, y le pedí a mi madre que me trajese mi ordenador. Cuando lo tuve, busqué todo lo que pude sobre aquel chaval del que lo único que conocía era su nombre. Por fin lo encontré, John T. Ritmer Pilmon, pero había algo que no cuadraba, aquel chico murió hace 30 años cuando tras confesar a su madre que sentía alguien dentro de él, cogió su coche para ir a la anual carrera en aquella explanada y por fallos en los frenos chocó contra su contrincante. Ambos murieron en el acto. En el coche de John solo encontraron su cadáver y una nota en su mano, que decía: AYÚDAME.
AYÚDAME



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